El Espacio Joven se ilumina de azul turquesa para concienciar a la población sobre la dislexia

Viernes, 8 Octubre 2021

El Espacio Joven se ha iluminado en la jornada de hoy, viernes, de azul turquesa para conmemorar el Día Internacional de la Dislexia. Se trata de un trastorno específico del aprendizaje que puede afectar a una de cada diez personas, si bien sus efectos son más evidentes durante la infancia.

Las delegaciones de Juventud, Participación Ciudadana y Salud, que dirigen el concejal David Ramos y el teniente de alcalde Juan Serván, se han encargado de esta iluminación especial, como también ocurrirá este domingo 10 con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, cuando el color elegido será el verde. En este caso, debido a la pandemia no se podrán llevar a cabo las actividades que se organizaban habitualmente para esa celebración. El lema de este año es "Salud mental, un derecho necesario. Mañana puedes ser tú".

Con estas iluminaciones especiales, el Ayuntamiento de San Roque pretende sumarse a las jornadas reivindicativas de distintos colectivos que agrupan a personas que padecen estos problemas sanitarios, así como a sus familias. Además, se intenta ayudar a concienciar a la población general, contribuyendo a informarles sobre dichas cuestiones.

La dislexia es un trastorno del aprendizaje que supone la dificultad para leer a raíz de problemas para identificar los sonidos del habla y para comprender cómo estos se relacionan con las letras y las palabras (decodificación). La dislexia, que también se denomina «dificultad de lectura», afecta zonas del cerebro que procesan el lenguaje.

Las personas con dislexia tienen una inteligencia normal y, por lo general, también una visión normal. La mayor parte de los niños con dislexia puede tener éxito en la escuela con la ayuda de un tutor o de un programa de enseñanza especializado. El apoyo emocional también juega un papel importante.

Aunque la dislexia no tiene cura, la evaluación e intervención tempranas producen los mejores resultados. En ocasiones, la dislexia no se diagnostica durante años y permanece sin ser identificada hasta la edad adulta, pero nunca es tarde para buscar ayuda.