de San Roque
La Parroquia de Santa María La Coronada ha acogido los actos con motivo del 307 aniversario de la llegada desde Gibraltar de la talla de la patrona de San Roque. Ayer sábado y hoy domingo se ha desarrollado una veneración de la imagen, que ha culminado este mediodía con una misa conmemorativa. Estas actividades han sustituido al tradicional besamanos, que no puede llevarse a cabo este año debido a la pandemia.
Entre otros fieles, a la misa conmemorativa asistieron la concejal de Tradiciones, María del Mar Collado, el presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Juan Angulo y María Coronada Jiménez, hermana mayor de la Venerable Hermandad de Santa María la Coronada, Patrona y Alcaldesa Perpetua de la Ciudad de San Roque donde reside la de Gibraltar.
Al finalizar la eucaristía, Jiménez fue anunciada como la exaltadora de la Virgen en los cultos que se desarrollarán en agosto, y recibió las tapas del pregón de manos de la vicehermana mayor de la hermandad, Ana Bullock. En una breve intervención, la exaltadora explicó que había aceptado este honor porque a finales de este mes de enero deja de estar al frente de la hermandad de gloria.
María Coronada Jiménez es hermana mayor de la Hermandad de Gloria de Santa María Coronada, fue pregonera de la Semana Santa en 1997 y exaltadora de la Virgen de la Soledad en 2021.
La imagen de la patrona de San Roque y alcaldesa perpetua llegó a San Roque un 11 de enero de 1715, aunque los actos suelen celebrarse el siguiente fin de semana. “El once de enero de 1715 trajo Diego Ponce de la Plaza de Gibraltar la imagen de Nuestra Señora de los Remedios y otra de San Sebastián, y el cura de esta ermita de San Roque, don Francisco Román Trujillo, natural de Tarifa, hizo una procesión con dichas imágenes y una misa cantada, y yo me hallé presente y para perpetua memoria lo puse aquí”, reza la crónica oficial de la llegada.
La Hermandad de Gloria ha velado porque, tanto en la veneración de la imagen de Santa María La Coronada como en la misa conmemorativa de hoy, se cumplieran las medidas sanitarias vigentes. Por esa misma razón se dividió la veneración en dos jornadas, facilitando así la asistencia sin provocar aglomeraciones.