Liberadas siete tortugas bobas en Cala Sardina, tras ser curadas por el CEGMA

Jueves, 17 Octubre 2013

La Junta de Andalucía ha liberado en la playa sanroqueña de Cala Sardina a siete tortugas bobas, que han sido recuperadas en el Centro de Gestión del Medio Marino (CEGMA) de la Consejería de Medio Ambiente que funciona en Algeciras. Asistieron varios ediles del Equipo de Gobierno, así como alumnos del CEIP Barbésula y numerosos curiosos.

SUELTA DE TORTUGAS 17 OCTUBRE 2013

Unos 20 ejemplares de esta especie de reptiles ingresaron en el Centro de la Junta en los meses de agosto y septiembre, encontrados en su mayoría en la Bahía de Algeciras totalmente cubiertos de unos parásitos llamados epibiontes. Estos parásitos se adherían a las aletas, cuello, plastrón y caparazón de las tortugas, provocándoles una debilidad lo que no les dejaba alimentarse con normalidad.

Todas estaban muy débiles, y en algunos casos sufrían anorexia severa e infección del aparato respiratorio. Tras varios tratamientos, siete ejemplares se encuentran totalmente recuperados y listos para volver a su medio natural.

A la suelta ha asistido el subdelegado del Gobierno de la Junta en el Campo de Gibraltar, Ángel Gavino, quien felicitaba el trabajo realizado por el CEGMA y también la buena labor del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, a quienes suelen acudir los ciudadanos cuando encuentran animales en mal estado.

Entre los ediles asistentes se contaban Ana María Rojas, Mercedes Sánchez, el teniente de alcalde responsable de Medio Ambiente, José Antonio Rojas. Para este último, esta suelta de tortugas “sirve a todos de lección para que seamos más conscientes de que hay que cuidar a los animales”. Por su parte, el teniente de alcalde delegado del Valle del Guadiaro, Juan Roca, puso el énfasis en que entre los asistentes se contaban alumnos del colegio de San Enrique, para los que este acto será una experiencia que recordarán toda la vida.

Las tortugas bobas liberadas son juveniles, con unos 10 y 30 centímetros de longitud de caparazón y llevan un microchip subcutáneo para identificarlas en el caso de que vuelvan a ser localizadas.