Museo Ortega Brú

Conocer y comprender la obra del insigne imaginero Luis Ortega Brú tiene una cita obligada en San Roque. En esta ciudad natal del artista, en la parte alta del Palacio de los Gobernadores, se expone la colección de escultura más amplia del autor. Más de 160 obras inéditas en las que se aprecian como el artista asimila y maneja los más diversos planteamientos y estilos plásticos, desde la imaginería barroca, hasta las nuevas tendencias abstractas y expresionistas.
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Plaza de armas s/n
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Una de las obras más importantes de este museo es La Piedad. Está esculpida en madera policromada y ha sido restaurada recientemente por el hijo del artista, Luis Ángel Ortega León.

   La Resurrección es otra obra original que se expone en una de las salas. Está compuesta por cinco figuras representando la escena de la resurrección de Cristo. Su realización es en madera de cedro y el artista no llegó a realizar el policromado.

   La figura central es el Cristo y muestra un movimiento extraordinario. Por sus dimensiones y expresividad se trata de una pieza única. Esta pieza es de los años sesenta del siglo XX, y fue tallada para una cofradía de Jerez de la Frontera, pero a la junta de gobierno le pareció un planteamiento muy atrevido para la época y el autor decidió que permaneciese en su colección privada.

            Los bocetos y modelos están realizados en escayola. De este conjunto de piezas destaca el misterio de la Santa Cena, de Sevilla; la Pasión, de Málaga; San Gonzalo, de Sevilla, o el Cristo y la Inmaculada, de Burgos. También se encuentra en este museo las piezas-bocetos de la puerta que realizó en bronce para Ciudad del Vaticano, y que reflejan pasajes de la vida de la Virgen.

            En la segunda sala se observa el banco y herramientas del artista, así como algunas obras que quedaron sin terminar.

            De este espacio puede destacarse la colección de esculturas profanas y pertenecientes a diferentes lenguajes artísticos, como es el caso del “Eco”, representación material  del espacio, mezclando elementos minerales y vegetales.

            Ortega Brú, que supo utilizar expresiones plásticas tanto clásicas como modernas, se sentía especialmente atraído por la contemplación de la naturaleza y utilizó muchos elementos orgánicos como huesos, formas minerales, marinas y otros objetos.

            En este sentido, fue un amante del mundo animal, conservándose en el museo sanroqueño dieciséis piezas, algunas de las cuales están en proceso de restauración.

            También están expuestos diversos dibujos, estudios previos donde se destaca el estudio de la anatomía. La técnica mixta de tinta y acuarela impregna parte del material pictórico expuesto

            Etapas de relieve.-  

            La obra de Luis Ortega Brú se divide en tres etapas bien definidas:

            Etapa sevillana. Ocupa hasta 1955, en la que realiza obras de la importancia del misterio de Santa Marta, trabajo por el que se le concede en 1954, la encomienda de Alfonso X el Sabio. De este mismo periodo son el Cristo de la caridad y el Cristo del Baratillo.

            Etapa madrileña. En ella desarrolla la escultura en diferentes facetas. Trabaja para los museos de cera de Barcelona y Madrid, pero sin olvidar la imaginería y buena muestra de ello es el impresionante misterio del Descendimiento de Jerez.

            Nueva etapa sevillana. Se trata del periodo en que realiza los últimos trabajos entre los que figuran obras como las de la Sagrada Cena, San Gonzalo el Descendimiento de Málaga o el retablo mayor de la ermita de la Vera Cruz en Manzanares.

            El triunfo de un gran artista.

            Luis Ortega Brú nación en san Roque en 1916 en el seno de una familia modesta de tradición alfarera. En el tejar de su padre, situado en Pasadahonda, aprendió de niño los secretos del barro. Sus padres, Ángel Ortega y Carmen Brú eran significados republicanos y personas muy queridas en la ciudad, donde Carmen ayudó a dar a luz a muchas vecinas.

            Luis fue alumno de la academia de dibujo de los hermanos Domingo de Mena, en San Roque, y siendo adolescente asistió a clases en la Escuela de Artes Aplicadas de La Línea. Contaba con 19 años cuando estalló la guerra civil, padeciendo sus terribles consecuencias. Sus padres fueron fusilados y él pasó por cárceles y campos de concentración.

            A pesar de la represión sufrida y de tantas calamidades, el arte de Ortega Brú se impuso ante todas las adversidades. Su vida marcada por la tragedia le aportó una experiencia en la que la fuerza y la ternura impregnarían toda su obra.

            En la década de los cincuenta conoció a su mujer, Carmen León, de cuyo matrimonio nacieron Ángel, Onésimo, María del carmen y Débora María. Su dedicación a la escultura fue plena y trabajó en talleres de Sevilla, Madrid, Jerez y Málaga.

            La imaginería del sanroqueño enriquece las procesiones más conocidas. El investigador Juan Carrero definió así su trabajo: “cuando labraba una imagen quería expresar su sentimiento al pueblo, y ese espíritu interior lo reflejaba en sus esculturas de forma dantesca. Era un inconformista, decía que su obra definitiva estaba por hacer”.

            Su extensa obra se encuentra en México, Nueva York, El  Vaticano, Bruselas, Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, entre otras muchas ciudades.

            Falleció en Sevilla, en su casa de la Plaza Pumarejo, el 21 de mayo de 1982. San Roque fue su pueblo, y al que recordó hasta en sus últimos momentos. Sevilla fue la ciudad que le embrujó y donde descansan sus restos.

            El Museo Luis Ortega Brú, debido principalmente al legado donado por el empresario sanroqueño Manuel González, se ha convertido en lugar de peregrinación del mundo cofrade andaluz y de todos los interesados en conocer y estudiar la obra de un artista al que se le atribuye la renovación de la imaginería contemporánea, dándole a los rostros una personalidad muy característica.

            Varios trabajos de especialistas tienen en este lugar, situado en el Palacio de los Gobernadores, una de sus bases más completas. Estos trabajos verán la luz en los próximos meses para gloria del gran hombre que fue Luis Ortega Brú.

            Junto al museo, la Fundación Municipal de Cultura lleva el nombre del singular imaginero, en un homenaje permanente a su genio. Y también en San Roque existen varias obras religiosas del artistas. Entre ellas la magnífica talla del Cristo de la Buena  Muerte, que todos los años desfila en Semana Santa  por las calles de la ciudad.  
           La Fundación Municipal de Cultura desde la creación del Museo, viene llevando a cabo una importante labor de restauración de las obras del insigne artista. Siendo  realizadas por el hijo del mismo, Ángel Ortega, director y restaurador del referido Museo.

Obra Profana

La mente investigadora, las manos, el espíritu de Luis, no sólo fueron tocados por el lenguaje religioso y la trascendencia.
Con amplitud mental, asimilando todo lo que veía, serenamente fue aportándonos su visión del presente y del futuro.
Obras dentro de los registros dentro de la escultura y la pintura contemporáneos:
En su obra toca el surrealismo, el expresionismo, la abstracción, el cubismo... todos los lenguajes y estilos de su tiempo. Los que conocieron de cerca la trayectoria de Luis saben que esta otra faceta no religiosa era algo muy íntimo de su creación. Él era consciente de que solo era valorada y entendida por un núcleo reducido de personas.
Sabía que en la España de su época este lenguaje y este pensamiento eran difíciles. En aquella España como decía Gasset, pensar era sufrir. Aunque hacía de este trabajo algo lúdico, le divertía.
En el museo conservamos una colección de cuarenta y cinco piezas dentro de estos registros contemporáneos y futuristas. Valga esta muestra de imágenes.

 

La Resurrección

1.- Introducción

        Conjunto de cinco figuras ejecutados en madera de cedro.

- Datación.- años 60, Luis había realizado para Jerez su Descendimiento, trabajaba en Madrid de maestro escultor en los Taller de Arte Granda. De Jerez se le encarga este misterio de la Resurrección, por distintas causas el encargo no se concluye, quedando sin terminar en propiedad de Talleres Granda.

                  En los 70 Luis recupera este Misterio. Termina el proceso de acabado en madera y procede a su imprimación. En esta época se traslada a Sevilla, llegando en 2001 a nuestro museo en el estado que actualmente se encuentra.

Antecedentes.- No hemos encontrado en la iconografía de la pintura y la escultura ; aunque posiblemente exista alguno de esta composición.

  Proceso de elaboración.- Como hemos dicho, se realizó en dos etapas: 60-70.

           Hay un dato técnico que debemos resaltar: en los años 70 Luis maduró sus investigaciones sobre la policromía y las imprimaciones. Él  buscó una imprimación para la madera, preparatoria al óleo, que estaba compuesta con una base de lacas. El buscaba una imprimación que no embotase o borrase el grano de la herramienta ,  y terminación de la gubia; un compuesto alternativo al yeso clásico. En este misterio experimentó esta imprimación de la que nos dejó su fórmula.

  2.- Proporciones

        Las imágenes de este conjunto tienen unas medidas y proporciones que como hemos resaltado, sólo aplicó en los misterios del Descendimiento y en esta Resurrección. Las figuras tienen una dimensión de 2,40 metros (módulo de 8 cabezas). Estas proporciones son inusuales en la imaginería.

3.- Carácter

         Queremos mantener los valores de una escultura no procesionable. Es un conjunto para contemplar, una obra de museo.

4.- Estilo

         Sería una gran satisfacción ver en algún momento expuestas estas dos obras. Nos referimos al Descendimiento y a la Resurrección.

         Ambas responden a una etapa muy significativa en la evolución artística de Luis. Se inicia en los años sesenta y afortunadamente nos deja estas dos maravillosas obras. Lo que caracteriza a estas obras y a  esta etapa es el criterio estético que han mantenido los grandes  maestros de la escultura, Luis, al igual que Miguel Ángel, hablaba del “gigantismo” en sus obras.

         Él tenía un concepto de la imagen de sus escenografía muy valiente e intentaba siempre situarse desde el punto de vista del espectador.

         Es la actitud y la idea de ver la obra en esas proporciones innovadoras.

5.- Actuaciones

          Estamos valorando  la posibilidad de aportarle a este conjunto los valores del color, es decir, acometer su policromía.

 

LA PIEDAD

Introducción.-

         Conjunto tallado en madera de pino encontrándose separadoel Cristo de la Virgen.

         Datación: En 1963 se presenta esta obra en el salón de Otoño de Madrid, recibiendo el Primer Premio de escultura.  Luis acomete una restauración a fondo en los años setenta que no llegó a concluir.

          Antecedentes: En La Línea de la Concepción se encuentra La Piedad llamada de “Las Angustias”. Se trata de un conjunto muy parecido al que nos ocupa pero con un concepto de ejecución diferente, pues “Las Angustias” tiene un carácter de imagen procesional.

         El proceso de ejecución. Se trata de una de las obras que Luis más acarició durante su carrera. Es la única a tamaño natural de la que hizo réplica con la intención de acabarla en su policromía. Como señalamos, en la restauración de los años setenta, rasca y cambia los aparejos e inicia la mancha de color del Cristo, pero no la concluye. En este estado llega a nuestro museo en el 2001.

2.- Proporciones

        El conjunto se inscribe en un triángulo equilátero de 2 metros de base por 2 metros de altura. El Cristo mide 2 metros y se descompone en una línea en zig zag de tres trazos, el tres y el dos son los números  de la proporción y la armonía interna de la obra.

3.- Carácter

         En esta obra el carácter es más de una escultura que de una imagen procesionable.

4.- Estilo

         Luis era enormemente exacto y riguroso en las proporciones que aportaba a sus imágenes. El alargamiento y deformación en el Cristo que nos ocupa da da un retorcimiento genial de las líneas y el movimiento. Por este alargamiento o concepto mental de espiritualización podemos hablar de un “ manierismo personalísimo” que Luis desarrolló también en el dibujo y la pintura.

         La Virgen en la construcción de sus paños evoca la deformación de las elevaciones y visiones estéticas del Greco.

         Su rostro de dolor es ya de la época madura de Ortega Bru. La boca es abierta y profunda, perfil fuerte, movimiento curvo del cuello. La sombra y la envoltura del manto dan un dramatismo a la Virgen que contrasta con la línea ingenua, juvenil y tierna de la Virgen de las Angustias.

         Podemos considerarla como una de las obras cumbres y más personales y depuradas de Ortega Bru.

5.- Actuaciones y proceso de restauración

         La Fundación Municipal de Cultura “Luis Ortega Bru”, en sus planes de actuación sobre su patrimonio está contando con la colaboración profesional de Ángel Ortega, quién acomete la terminación de la policromía y restauración de este conjunto.

         El proceso ha durado cuatro meses, de julio a octubre de 2002

         La imagen ya tenía  marcados los colores de telas y mancha de color en óleo de la policromía del Cristo. Respetando al máximo estas intenciones del autor y lo que él había ejecutado, se actúa sobre la policromía en general, aportándole intensidades, profundidad, gamas de color y pátinas.

         Este enriquecimiento ha proporcionado a la obra una calidad y valores que  no tenia pero que ya estaban apuntados.

 

 

Antonio Pérez Girón

Cronista Oficial de la Ciudad de San Roque