María Elena Morillo dibuja en su pregón sus sentimientos durante la Procesión Magna

Domingo, 15 Marzo 2015

La Parroquia de Santa María la Coronada ha acogido hoy, domingo, el Pregón Oficial de Semana Santa a cargo de María Elena Morillo. El templo estaba abarrotado para disfrutar de un emotivo y colorido pregón que se ha centrado en la Procesión Magna, y que llevó a los asistentes a revivir sentimientos e impresiones que se experimentan en las calles de San Roque las tardes de Viernes Santo.

PREGÓN OFICIAL SEMANA SANTA 16 MARZO 2015

El alcalde, Juan Carlos Ruiz Boix, y el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Juan Angulo, presidieron el acto, y asistieron al mismo distintas autoridades municipales y representantes del mundo cofrade.

María Elena Morillo, nacida en 1974 y natural de San Roque, es cofrade de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, y frecuente colaboradora del boletín oficial que edita esta hermandad todas las cuaresmas.

El profesional de Multimedia Salvador Serrano sustituyó en la presentación al anterior pregonero, Diego Piñel, quien no pudo asistir al acto por encontrarse convaleciente de una operación. También se contó con la participación del cantaor Juan Delgado, quien interpretó dos grandiosas saetas.

María Elena Morillo comenzó dedicando su pregón principalmente a su familia, de gran tradición cofrade, y luego pasó relatar algunos recuerdos de su infancia cerca de la Capilla de la Visitación. Para la pregonera, en la Semana Santa de San Roque se mezclan “tradición, devoción, costumbre, sentimiento, historia”, de manera que el Viernes Santo “es distinto al de cualquier otro lugar, porque aquí el pasado se hace presente y el presente nunca queda atrás”.

A continuación pasó a describir con mucha pasión cómo percibe la Procesión Magna del Santo Entierro, deteniéndose en cada una de las imágenes, en el esfuerzo de los costaleros y en los sentimientos de los devotos, así como en el ambiente que se palpa en las calles sanroqueñas en Viernes Santo.

Al hablar de cada uno de los pasos, María Elena Morillo intercalaba vivencias propias. Así por ejemplo, al referirse a la Oración del Huerto recordó que el primer olivo que se utilizó para este paso “fue traído del campo por mi abuelo, como así seguiría haciéndose en años posteriores”.

También rememoró como fueron las costaleras de la Virgen de la Merced las primeras de España que llevaron un paso: “¡Cuántas críticas tuvieron que aguantar! Pero ellas, valientes, hacia adelante; no se dejaron amedrentar. Y esa es parte de nuestra grandeza: la labor inagotable de tantas y tantas mujeres que han hecho que nuestra Semana Santa sea admirada y reconocida en cualquier lugar”.

Del Cristo de la Caña recordó “aquel año que con orgullo bajabas la calle San Felipe, pues el dinero de tus flores tu Hermandad quiso donar. Y a los más necesitados ayudaron: eso sí es una lección de humildad”.

Sobre el Nazareno, por el que la pregonera siente especial veneración, dijo: “¡Cuánto he hablado contigo, Nazareno! ¡Cuántas confesiones te he realizado! ¡Cuántas lágrimas ante ti he derramado!”.

En cuanto al Cristo de la Buena Muerte, obra del imaginero local Luis Ortega Brú, recordó que es “el Cristo más sanroqueño. El que el pueblo vio nacer y ahora ve morir”.

Con la emoción del paso del Santo Entierro y, sobre todo, el de la Virgen de la Soledad, así como con la alegría del Resucitado, Elena Morillo fue cerrando su intervención, en la que en todo momento brillaron sentimientos y descripciones muy vividas.

Finalizó el pregón con un “Cristo vive. En el cielo, en nuestros corazones. Lo mismo que todos nuestros seres queridos que se fueron, como mis padres y mi tío. Esta es mi visión. Esto es lo que me dice el corazón”.